Todos hemos oído que se necesita una buena mentalidad para tener éxito, pero ¿es ese realmente el caso?
La mayoría de nosotros tendemos a subestimar la influencia de nuestra mentalidad en nuestra vida diaria y especialmente cuando se trata de entrenamiento.
Antes de continuar, definamos qué es una mentalidad. Es ante todo un formateo mental, un estado de ánimo representado por un conjunto de creencias, actitudes y convicciones. Es un estado mental que forjaremos para lograr objetivos específicos.
Tu forma de pensar realmente puede determinar cómo se desarrolla tu entrenamiento. Creo firmemente que el entrenamiento es más mental que físico. ¿Cuántas personas no pueden hacer ejercicio y responden rápidamente diciendo que tienen una barrera mental? Puedo garantizarle que todos mis clientes, que me han dicho esto antes, me han escuchado decir: Cambia su forma de pensar.
Es una locura cómo decir «Soy capaz» puede marcar la diferencia. Tu cuerpo es capaz de casi cualquier cosa, solo tu cabeza te impide hacerlo. Somos nuestro único límite. Nosotros mismos ponemos barreras ante ciertas dificultades.
Estos son algunos consejos para tener una mentalidad positiva sobre su entrenamiento:
1. Crea un ritual previo al entrenamiento
Ya sea escuchando música alegre o tomando un sorbo de tu pre-entrenamiento, lo importante es entrar en el «estado de ánimo». Tienes que ponerte en un estado de ánimo positivo, energizante y estimulante. Crear un ritual propio antes del entrenamiento puede ser una buena manera de asegurarse de que se encuentra en el estado mental óptimo para lograr sus objetivos.
2. Concéntrese en la acción de moverse y no en las calorías resultantes
Para algunos, levantarse del sofá y quitarse la ropa de entrenamiento ya es una gran victoria. ¿Por qué no conformarse con haber elegido la actividad física en lugar de un estilo de vida sedentario? ¿Por qué siempre querer más? ¿Por qué concentrarse en las calorías quemadas en lugar del bienestar y el orgullo que se siente después de un buen entrenamiento? Lo importante es moverse y dar lo mejor de sí mismo. Las calorías quemadas son un regalo adicional si ocurren, nada más.
3. Céntrese en el rendimiento y no solo en los resultados físicos
Podemos darnos cuenta de nuestro progreso a través de resultados físicos, pero también existen otras formas, como el rendimiento. Pasar de 100 libras a 150 libras en la sentadilla es una marca de mejora. Correr 15 minutos en lugar de 10 minutos también es una buena progresión. El cuerpo puede progresar sin cambiar necesariamente la apariencia física. Cada pequeña mejora es un paso más hacia la victoria, hacia el logro de nuestros objetivos.
4. Aprenda a apreciar el proceso en lugar de los resultados.
Vive el momento. Aprecie el sudor que corre por nuestra frente después de levantar 125 libras en el peso muerto. Aprecia las últimas repeticiones en Leg Press que nos dan ganas de gritar. Cada entrenamiento es un paso más para alcanzar nuestros objetivos. En lugar de desanimarnos por no haber alcanzado el número esperado en la báscula esta mañana, aprendamos a divertirnos y disfrutar de nuestros entrenamientos y de nuestros hábitos saludables.
5. Detenga las comparaciones tóxicas
Cada persona, cada cuerpo es diferente. Es imposible lograr el mismo físico que tu mamá, tu hermana, tu mejor amiga y mucho menos una modelo de fitness que probablemente retoca la mayoría de sus fotos. Esta noche, en lugar de mirar la captura de pantalla en su teléfono celular, mírese en el espejo y pregúntese qué más puede hacer para sentirse bella. Patea tu trasero y haz lo mejor que puedas para ser la mejor versión de ti mismo.
6. No temas al fracaso
Hay muchas cosas difíciles en la vida y debes estar preparado para ellas. El fracaso debe ser una palanca para tu motivación y para hacerlo mejor después. Aquellos que no trabajan la mente se derrumban al primer problema y no se levantan. No debes ver el fracaso como algo negativo, sino más bien como un aprendizaje, una lección de vida. Todo depende de cómo lo manejes. El éxito es una sucesión de fracasos y éxitos.
Si tiene algo que recordar hoy, es que la mentalidad diferencia a los que tienen éxito de los que fracasan, así como a los que se atreven de los que temen. Somos, cada uno de nosotros, los directores de nuestra propia forma de pensar.